Nosotros teníamos reservado hostal por esa zona, pero ni idea de las calles, así que preguntamos a un guía que nos acompañó por todo el centro contándonos un poco la historia del Pelourinho hasta que “casi” llegamos al hostal. Estábamos en la perpendicular a la calle de nuestro hostal, y nos dice José el guía que nos quedemos ahí que a la calle aquella baja él solito porque es peligroso, nosotros ojipláticos, y a esto que mientras él desaparece por la calle del inferno empieza a venir hacia nosotros un person que no tenía nada de buena pinta, nosotros pensando ya en hacer el chicken-run hasta que volvió a aparecer el bendito José. Total, que al hostal reservado y que habíamos pagado ya una parte le dimos por perdido y nos alojamos en otro que estaba en la inmediatamente paralela a la calle del inferno, pero que parecía ser un sitio más seguro y con más turistas, eso sí a precio de oro. Pasado el susto nos sentamos en el café del hostal con José a que nos contara un poco qué hacer por allí, pero teníamos vistas a la calle del inferno, y a esto que de repente por la calle aparecen unos policías con 4 chavales esposados, nosotros encantados de la vida.
Decidimos que al día siguiente nos mudaríamos a Barra, que es una zona residencial más tranquila, con su faro, su fuerte…. vamos, otra cosa. A pesar del canguele que pasamos esa mañana, de hecho nos vamos con la sensación de que hay que tener un poco más de cuidado incluso que en Río, hay cosas curiosas que visitar y la ciudad tiene mucha historia. A nosotros ya sólo el hecho de salir de los pueblos costeros que visitamos e ir a una ciudad grande nos impacta porque nos metemos en otro ritmo, y Salvador es la tercera ciudad más grande de todo Brasil. Está en una bahía y la construcción es escalonada, lo que al final hace que la ciudad esté dividida en dos zonas, la ciudad baja que es donde está el Mercado Modelo y el puerto con las casitas de pescadores, y la ciudad alta donde se sitúa el centro histórico y se conoce como el Pelourinho. Para ir de una zona a otra desde el Mercado Modelo se puede coger el elevador Lacerda, que es uno de los símbolos más representativos de la ciudad. En el Mercado Modelo hay más de 200 tiendas con ropa y figuritas para los turistas, y al salir están las señoras vestidas de bahianas que literalmente te cogen del brazo para que les compres (lo que sea), y los capoeiros. Una excursión que nos recomendó José fue la Iglesia de Bonfim, que es muy famosa porque dicen que se le piden 3 deseos y siempre se cumplen. Nosotros nos tiramos más de una hora en autobús para llegar, y al llegar desde fuera no impacta, pero por dentro es preciosa y con lo que te quedas ya helado es la sala que tienen al lado del altar, que la llaman la sala de los milagros, con pies, manos, piernas y cabezas (todas de muñecos) colgadas del techo y en las paredes fotos de fieles curados. Da bastante yuyu.
Esa misma mañana, después de la iglesia de Bonfim nos mudamos a Barra, pero tuvimos un poco de mala suerte con el hostal. Para empezar el baño era de esos que puedes ducharte, aflojar y lavarte los dientes todo en uno, vamos que no tenía plato de ducha y había un desagüe en mitad del suelo, y Jaime se encontró una cucaracha tamaño gigante.
Aparte de esto, que no deja de ser anecdótico y puede pasar en cualquier sitio, Barra era una zona bonita con mucha casita baja, y con bastante vidilla sobre todo en el paseo marítimo, con mucho restaurante y turistas, y al final estuvimos a gusto. De hecho las playas están bastante cuidadas y hay muchos puntos de buceo aunque un poco caros, nosotros al final nos cogimos nuestras gafas a ver si veíamos algo y cuando estábamos volviendo a la orilla nos encontramos metidos en un banco de peces de esos gigantes que ni siquiera nos dejaba ver el fondo, una pasada.
Seguiremos informando, un beso a todooooooooos
Hola chicos! cómo mola seguir vuestras aventuras y desventuras, esto es mejor que la trilogía Milenium. En la última entrega hasta ha entrado la policía en acción, es genial!
Que no os escriba a menudo no significa que no tenga parte de mi cabecita puesta en vuestra aventura o que no lea vuestros rsúmenes (parece esto gran hermano después de comer :D), el problema ea que el resto lo tengo puesto en el mes de trabajo más jodido para mí de la última década. De hecho, os iba a preguntar si no tendréis un huequecillo para llevarme en una de vuestras supermochilas viajeras... jejeje.
A ver si sacamos tiempo y os mandamos o Cris o yo las fotos de la despedida en casa el último día en Madrid, la tenéis que subir que va a quedar de lujo para el antes y el después. Me da a mí jodíos que vais a parecer 5 años más jóvenes dentro de un año cuando volváis... Ah no! que ya es menos de un año (ya os queda menos cahondeito... JEJEJE).
Lo dicho chicos, que siga el difrute y vuestras superentregas de poner los dientes largos, Besos y abrazos!
Javi (Sory).
Hola chicos: da gusto ver la cara de relax y de felicidad que tenéis en las fotos. Nada que ver con la cara que llevabais puesta cuando os marchasteis ¡qué guapa está mi niña, tumbada en una hamaquita viendo pasar la vida¡
Me encanta tener noticias vuestras y ver las fotos de cada sitio. Así, cuando yo haga un viajecito como el vuestro, ya en mi próxima reencarnación, llevaré el itinerario muy mejorado. Tengo claro que voy a alargar mi estancia en la isla del Morro y voy a pasar de Salvador de Bahía. En la isla del Morro no sé si hace falta el yoga para alcanzar la serenidad, pero me encantaría ir para una temporada larga, sólo con mi esterilla, el bañador y el cepillo de dientes.
Aunque, viendo las fotos, me da la impresión de que vosotros dedicais más tiempo a la gamba y al cocktail que al yoga.
Seguid disfrutando y el tiempo que os quede libre recordad que estamos aquí, con la bufandita, esperando vuestras crónicas y fotos.
OM SHANTI
Pilar