¿A quién no le apetece ir a una excursión de viñedos y recorrerlos en bicicleta mientras vas conociendo gente por el camino y se te van subiendo los colores del sol y del vino? A nosotros nos pareció muy apetecible, así que con esas nos plantamos en Mendoza, que iba a ser nuestra última parada de Argentina.

Con el cansancio y demás el primer día lo dedicamos a recorrer la city. Nos sorprendió encontrar una plaza dedicada a España y la buena relación entre España y Argentina. En el día a día cotidiano (si es que se puede decir que tenemos algo cotidiano) cuando por ejemplo damos un paseo por las ciudades, a veces se nos olvida que hay una historia común con la mayoría de los países que vamos a visitar. Nos encantó el fragmento en el que se leía: “No existe pueblo alguno de los innumerables que se alzan en los países americanos de habla española que no guarde con España una gran afinidad espiritual…” . Por cierto, yo ese día me comí una paella así que tengo prohibido lo de “no sabes lo que pagaría ahora por una paella con su marisquito, sus gambitas…. arrrrrrgghhhh”. Prometemos que en cuanto podamos abriremos nuestro post culinario, aunque por el momento la verdad es que tampoco hemos comido nada tan exótico como para mencionarlo.

La ciudad en sí no llama mucho la atención, pero cuando salimos a una zona un poco despejada de los edificios que nos tapaban la vista, nos dimos cuenta de que está situada en una zona espectacular. Es increíble estar en la ciudad y darte la vuelta para ver la cordillera de los Andes que es un paisaje que impresiona.

Tras nuestro descanso por la ciudad, ya estábamos preparados para nuestro día de bicicleta y vino (del bueno). Cogimos un bus que nos llevó a la zona de los viñedos y allí nos alquilamos unas bicis para empezar nuestro recorrido con un calor del infierno. Allí lo del carril-bici allí no existe, más bien un camino de cabras, pero en su mayoría rodeado por árboles y hectáreas de viñedos que te hacían olvidar el traqueteo. Además es divertido porque todos los que se apuntan a esa excursión son mochileros y en su mayoría guiris, que no sabes si van con 1 ó 10 copas de vino de más, y cada uno con su mapita de las bodegas. Nosotros visitamos 3 bodegas, la primera parada fue en bodegas “La Rural”. Nuestra guía, Paula, nos explicó cómo se producía el vino desde el S.XVI hasta hoy y nos contó los distintos procesos de fermentación que hacen que un vino sea Premium o de Tetrabrick. Para terminar, degustación de un vino tinto que estaba muy bueno pero que ya no me acuerdo de qué tipo de uva era =;-0

Nos pusimos otra vez al trote y llegamos a la bodega de la familia Di Tomasso, que era un viñedo más bien pequeñito con mesitas para comer hechas de barricas de vino y de fondo una música relax que te daban ganas de estar allí todo el día, me recordó a la peli “Un buen año”. Comenzamos nuestra visita y coincidimos con una chica francesa que se llamaba Celine y viajaba sola. Como suele ocurrir, cuando tienes oportunidad de hablar con otro mochilero te enfrascas en horas de conversación acerca del viaje, de tu ruta, de consejos sobre ciudades que visitar y qué hacer…. Celine había estado ya 10 meses por Sudamérica y pensaba alargar un poco más su viaje para visitar otro continente que todavía estaba decidiendo. Le contamos nuestro viaje y nos soltó que 50.000 personas AL AÑO se dan la vuelta al mundo, TOMA YA!!!!!!!

En esta bodega nos pimplamos 3 copitas de vino, todas muy ricas, más un par en la comida. Con ese estado ya un poco lamentable volvimos a coger las bicis y con un calor de justicia a las 4 de la tarde llegamos a nuestra última bodega que era la más industrializada y la que mayor cantidad de vino producía en la zona, Trapiche. En esta bodega al igual que ocurrió con las de la zona, durante el S.XIX llegaron muchos inmigrantes a trabajar en los viñedos, sobre todo italianos y algunos españoles que traían consigo algunas técnicas nuevas de cultivo y colecta. Lo que diferenció a esta bodega es que se construyó su propia estación de tren para agilizar el transporte de sus productos, y ahora las antiguas vías del tren las tienen como una reliquia que enseñan a los turistas. Esta bodega nos gustó bastante porque la guía nos contó un poco los pasos en la degustación del vino y al ser ya la tercera bodega pudimos distinguir un poco más los olores de cada copa que nos sirvieron, que nos parece algo realmente difícil.

Nos gustó mucho nuestra incursión en el mundo del vino y todo el proceso que conlleva desde la plantación de la cepa hasta los métodos de riego y el tipo de madera que se usa para la fermentación. Nos ha parecido muy curioso…. y yo ya me empiezo a aficionar al tinto =;-)

Bueno familia, las fotos que se ven borrosas son porque Jaime ya no apuntaba muy bien con la cámara.

Un beso muy fuerteeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!!!!!!!

Publicado por Jaime y Pau jueves, 10 de diciembre de 2009

2 comentarios

  1. ¡¡ Eso es !! ¡¡ Alegría!! ¡¡ Y que no decaiga !! ¡¡ele mis niños !!.

    Muy propio lo de "Verano azul entre viñedos" Que gusto volver al colorcito. Aquí estamos a 5 grados y dicen que para el fin de semana la cosa se pone fea de verdad. ¡¡que envidia me da ver las fotos en manga corta !!. No se si os acordais que antes de iros hablamos sobre Mendoza y yo os decía que lo que había visto en "Madrileños..." me parecía muy feote y desertico. Me ha sorprendido. No me lo esperaba así. Besotes.

     
  2. Asi degustando para ampliar la bodega, eh? Bueno, os quedara algo de dinero para venir a la boda o que? Voy a escribir poco para recuperar la ruta. Te escribire al mail. chao!!

    Dan

     

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