Nuestro siguiente destino tras el shock de Hong Kong era Malasia, en concreto unas islitas a las que ya habíamos echado el ojo y que tenían muy buena pinta, las Pulau Tioman. Hicimos una parada técnica en Singapur para descansar y coger el bus que nos llevaba a las Tioman, pero no visitamos nada porque a Singapur volveremos después de nuestra ruta por el sudeste asiático, así que no quisimos empezar a comernos el pastel.

En el bus rumbo a las Tioman conocimos a Julia, una chica de Munich que estaba terminando su carrera en Singapur y llevaba allí viviendo unos cuantos meses, aprovechando los findes para viajar. Por lo que nos contó (no la quisimos hacer el tercer grado) dedujimos que los estudiantes internacionales que coincidían con ella en la universidad no compartían el gusanillo de viajar, así que ella se cogía su mochila cuando tenía ocasión y se estaba visitando un montón de países por su cuenta, ole ole y ole.

El bus nos dejó en Mersing, el pueblecito desde el que se cogía el ferry que nos llevaba a las islas. Lo único que recuerdo del pueblo es que hacía muuuuuuuuuuucho calor, a lo mejor no llegaba a 30 grados pero como habría un 95% de humedad parecía que había 50 grados a la sombra, y yo me pasé todo el rato sudando sin parar como un pollo. A las 3 de la tarde, en plena solana, paseando las mochilas por todos lados hasta que conseguimos inscribirnos en el ferry y comer algo en un puestecillo, haciéndonos hueco entre toda la aglomeración de gente que estaba en el mini-puerto, yo pensaba que me había deshidratado ya. Claro, toda la ropa de invierno que habíamos sacado en Hong Kong y que estaba en las capas de arriba de la mochila, ooooootra vez a meterla en el fondo de la maleta y a sacar la ropa de verano.

Durante el día nos empezamos a dar cuenta de lo barato que es Malasia. La moneda son los ringhit malayos, que hasta que conseguimos pronunciarlo bien nos costó unos cuantos días: ¿cuántos ringins han dicho?, ¿los ringrits?, que nooooo, que son rinjits, ahhhhhh. Ya es que estamos de tanto cambio de moneda un poco saturaditos, y nos hacemos lío con los cambios. Pero ¿esto? ¿hay que dividir entre 2 y multiplicar por 3? ¿o era entre 4 y luego le quito un cero? Con los honkonianos era más fácil, porque se dividía entre 10 y listo, con los ringhits malayos hay que dividir entre 5, que tampoco es para volverse loco, pero hay que estar haciendo cuentas todo el día. Bueno, pues a lo que iba, que en Malasia nos ha parecido todo muy barato. Por ejemplo: un plato de comida malaya, o sea, unos noodles estilo chingpao, costaban 10 ringhits. Una hamburguesa en un puesto callejero, 3 ringhits, 70 céntimos más o menos. La cabaña de las Tioman nos costó 50 ringhits, unos 10 euros por noche, o sea que vas allí con 1.000 euros y te tiras un mes enterito a cuerpo de rey.

Llegamos por fin a ABC, el pueblecito que la mayoría de los mochileros escogen para quedarse en las Tioman, y el paisaje era de esos que te deja con la boca abierta y sonriendo a la vez, con una pelota en el estómago de la emoción y pensando “uuuuuf, cómo me lo voy a pasar aquí….”. Es una montaña de selva, salpicada de chocitas de madera y rodeada por agua cristalina verde turquesa. Nos costó un poco conseguir alojamiento, porque desde hace unos meses para nosotros lo mejor es ir a los sitios sin hostal ni nada reservado y al llegar al sitio, pues a ver lo que nos encontramos, vamos un poco a la aventura. A veces cuesta, y uno se desespera, con el calor que hace, sudados con ganas de pegarte una ducha, cansados del viaje y medio doblados arrastrando los casi 20 kilos de peso que llevamos ya a cuestas, pero siempre hay sitio.

Este es uno de los puentecitos del pueblo, parecía de cuento.



Este es nuestro chiringuito, donde veníamos todas las tardes a tomarnos nuestras cervecitas. Si algún día lo dejamos todo y decidimos montar un chiringuito en la playa, imaginaros un sitio como este en una isla como esta.


En primera fila preparándonos para ver la puesta de sol


Lo “malo” es que se está terminando el monzón, y por eso al atardecer siempre hay nubes en el horizonte y nunca se puede ver una puesta de sol completa, el sol siempre se acaba perdiendo entre las nubes en vez de esconderse en el horizonte, pero aun así, ya me diréis vosotros si esta puesta de sol es bonita o no J




Estos son algunos de los habitantes de la isla.

Esta fue la araña peluda que nos sacó de nuestra cabaña.


¿Os dáis cuenta del tamaño de la araña????? Es como mi mano de grande, y peluda. La teníamos en el baño, y nos la encontramos una tarde cuando volvíamos de bucear. Cuando abrimos la puerta del baño salió corriendo y se escondió entre los azulejos de la pared, pero se la veía una patita peluda moviéndose como si nos saludara, puaaaaaaaaj. Asi que para ducharnos, pues tuvimo todo un show de contorsionismo. Para hacer cualquier cosa había que hacerlo siempre mirando a la araña. Para coger el champú o el gel, había que retroceder sin perder de vista a la araña y coger los botes al tacto, porque como la perdiéramos había que salir de la ducha en el estado en el que estuviéramos, no fuera que estuviera en el suelo y nos subiera por el pie. Total, que conseguimos ducharnos y nos fuimos a cenar, pensando que a la vuelta se habría ido. Volvimos a casa y la araña seguía en la pared de enfrente de la puerta del baño, noooooooooooooooo!!!!! De repente, se volvió loca y empezó a andar por el techo como si fuera la niña del exorcista hasta que se puso en la pared donde estaba la puerta del baño y desde donde nosotros la vigilábamos, y yo ya ahí estaba gritando como una loca. Se quedó quieta un rato, y otra vez se puso a correr a toda pastilla acercándose al quicio de la puerta y donde yo por cierto tenía mi cabeza así quie me dio un susto de muerte y me puse a gritar y a dar saltos, y la araña acabó saliendo a la pared de la habitación, justo encima de la cama. Empezó a bajar por la pared para llegar al suelo y ahí sí que no pudimos más y nos fuimos de casa corriendo gritando como locos. Claro, de repente nos dimos cuenta de que habíamos cerrado la puerta, ¿has cogido las llaves? No, las has cogido tú. No,perdona, las has cogido tú. Joooooooder, que nos las hemos dejado en casa, y ahora no podemos entrar, las 11 de la noche, ¿qué hacemos?

Al final conseguimos que las chicas que trabajaban para el hostal nos acompañaran a casa, con una escoba rosa fosforito para ayudarnos a matarla. La chica medía metro y medio y se meaba de la risa y nos decía que las arañas no eran peligrosas, a nosotros ya nos picaba todo el cuerpo, y yo acojonada perdida pensando en los lagartos de 3 metros que habíamos visto por la mañana, cuando a mitad de camino llegando a casa con todo oscuro a mí me salta algo a las piernas y otra vez a gritar. La chica enchufó con la linterna y nada, que era un sapo que casi lo piso. Fue uno de esos momentos de pensar que me quería volver a mi casa. Al final no encontramos nunca más a la araña, y dormimos toda la noche con la sábana por la cabeza y sudando como pollos. Desde ahí nos hemos quedado emparanoiados y siempre abrimos las puertas de los baños con una patadita, por si las moscas, no sea que el bicho esté cerca y nos suba por el brazo hasta la cara.

Estos son los taxis de la isla, es una moto con un cajón atornillado, y en el cajón está la silla del bar pepe, que se puede poner y quitar según la ocasión lo requiera, son todo ventajas y el último grito de la tecnología en las Tioman.


Un día nos hicimos un trekking por la isla, que duraba dos horas y era un caminito que nos llevaba al otro lado de la isla. Yo acabé reventada, pero el esfuerzo mereció la pena porque llegamos a una playa prácticamente desierta.


Para la vueltanos cogimos un taxi, que era el 4x4 del chico del bar, así que nos pusimos atrás para poder ver mejor el paisaje. Mirad qué fotos, la jungla es impresionante, y nos lo pasamos pipa en la parte de atrás del coche.



Estos son algunos de los tropecientos Nemos que viven en la isla. A dos metros de la playa hay coral, así que la vida marina de la isla es impresionante y Jaime y yo nos hemos pasado horas y horas en el agua, Julia ya la pobre acababa harta y se salía de vez en cuando a tomar el sol.



Después de muchos fotos subacuáticas sin mucho éxito, poco a poco vamos mejorando.


Jaimito disfrutando de la playa.



Pues esa ha sido nuestra vida en las Tioman, mucho relax y mucho snorkel, conociendo gente y empezando a entrar en contacto con la vida de los malayos, que por cierto, son encantadores, no dejan de sonreir.

Un besazo!!!!!!!!!!!!!!!!!

Publicado por Jaime y Pau martes, 23 de marzo de 2010

1 Respuestas a Arañas invasoras, jungla y puestas de sol

  1. Os estais preparando para Supervivientes, con Paula Vazquez??
    chao!!

    Dans

     

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