Como ya éramos expertos en la isla y las actividades varias que se podían hacer allí, nos quisimos hacer con mi padre la misma excursión que la primera vez pero en plan bien, así que tras mucho regatear con la mitad de los pescadores de la isla por fin conseguimos uno que nos hizo un buen precio y nos llevaba todo el día entero a nosotros solos en su barquita. Estuvimos prácticamente en los mismos sitios que la vez anterior, pero en algunos tuvimos la suerte de no coincidir con un solo turista, yo no me lo creía, ¿dónde están los trasatlánticos????
Lo único malo es que ese día, quizá por lo de la luna llena, había mucha corriente y en algunas zonas que estaban muy bien para bucear al final se nos hizo un poco cansado. De todas maneras vimos muchas cosas que no habíamos visto la vez anterior. Nos encontramos con un par de morenas de más de un metro, y una culebra marina, que no habíamos visto nunca. A mi padre le intentamos enseñar todo lo que habíamos aprendido después de tantos meses de buceo y de estar en remojo. Mira, que este pez es un pez payaso, este otro se llama trigger fish y a veces ataca, esto es una estrella de mar gigante….. Mirad qué colores tenía la estrella!!!!!!
Nosotros ya estamos muy acostumbrados a pasarnos horas y horas en remojo con las gafas y las aletas, pero a mi padre le metimos un tute de buceo que lo dejamos medio reventado, jejeje. Para recuperar fuerzas por las noches no perdonábamos nuestra barbacoa en primera línea de playa en los restaurantes aquellos donde cada uno se puede elegir su propio pez. Yo la verdad que no me gusta mucho el pescado pero es que en las barbacoas de aquí lo preparan que da gusto. Mi padre se pedía todas las noches uno entero para él solo, y luego, un chupitinguis en algún bar de camino a casa, donde mi padre nos ponía al día de las cosas de Madrid y a nosotros se nos escapaba alguna batallita de las que nos han pasado en estos meses de viaje.
Aquí en las Phi Phi fue donde probamos por primera vez los masajes tailandeses. Son baratos y duran una hora, yo tampoco sabía muy bien qué era pero llevábamos ya unos días diciendo que lo queríamos probar y al final nos animamos. Bueno, pues yo no lloré de milagro, qué dolooooooooorrr!!!!!!! Yo miraba a Jaime y mi padre de reojo a ver si tenían la misma cara de sufrimiento que yo, pero no, parecían tan normales. Dije, bueno, pues se lo están guardando pero seguro que alguno dentro de poco empieza a gritar, y nada de nada. En el masaje te hacen un ocho, te meten todo el dedaco entre los músculos y aprietan todo lo que pueden, y alguna vez incluso te plantan el pie donde les pille (bueno, donde les pille tampoco porque las chicas controlan), y tiran de ti con todas sus fuerzas. Yo debía estar poniendo una cara de “por diooooooos, ¿cuánto queda??” que la chica me preguntó si me encontraba bien, y yo sí sí, perfectamente, y pensando por dentro “pero a ver si acabas ya bonita que me estás destrozando”. Bueno, muy mal lo pasé y ellos dos salieron encantados. Pues cuando volvimos a Bangkok nos metimos otra vez en los masajes, y pensé “te mereces que te hagan todo el dolor del mundo por idiota, que pareces nueva”, pero mira tú por donde yo salí encantada de la vida y Jaime casi se muere. Es que a mí la primera vez me debió tocar Hulk Hogan pero en chica, y la segunda vez ya fue todo más suavecito que yo casi me quedo hasta dormida, y a Jaime le pasó justo al revés, que dice que estuvo a puntito de parar a mitad de sesión porque no podía aguantar más el dolor. Mi padre las dos veces salió renovado.
La última tarde en Phi Phi conseguimos alquilar una barquita que nos llevó a la isla de los monos, pero más que a ver los monos, que ya habíamos visto unos cuantos, nos fuimos a despedirnos del buceo. Esa playa tiene unos corales impresionantes a pocos metros de la orilla y nos pasamos dos horas allí embobados en el agua. Me decía mi padre: ¿pero estos son corales? ¿esto tan grande de aquí? Es un lugar impresionante. Cuando ya estábamos recogiendo las cosas de la playa para montarnos en la barca y marcharnos a nuestra islita, nos empezaron a atacar los monos, a puntito estuvimos de marcharnos sin chanclas ni toallas porque los monos nos empezaban a bufar como locos y atacaban en manada. Pequeños pero matones, había algún chico por allí con palos para que no se nos acercaran mucho y que pudiéramos recoger las cosas, un show.
Ese fue nuestro último día en Phi Phi, que por supuesto lo acabamos cenando nuestra ya tradicional parrillada con un par de gin tonics, gracias papá!!!!!!
Un beso a todooooooooos
Hola muchachos!! Despues de no news, ahora avalancha de informacion.
Ahora estaba preparando un chuleton y oxigenando un somontano pero eso a vosotros ya ni fu ni fa, no?
Bueno, que ya casamos al doctor y se le ve muy raro con un anillo. En la post-cena parece que se armo un poco con la orquesta pero no hubo heridos.
Ya os mandare un reportaje grafico.
Un besote majos (no soy Bakugan, la artista antes conocida como tia Cris).
D.E.L.