Casi se me olvida…… os teníamos que contar lo de nuestro viajecito en tren. Llegamos a la estación de trenes de Trang con intenciones de comprar unos billetes para el siguiente tren que saliese hacia Bangkok, y sí que conseguimos billete, pero ni en las literas ni en los asientos de segunda clase, sino en las banquetas de tercera. Chico, tampoco será para tanto, no? Pensamos los dos muy ilusos sin saber el viajecito que nos esperaba.



Nos montamos en nuestro vagón y nos pareció que hacía incluso más calor dentro que en la calle, a pesar de tener 4 ventiladores funcionando a toda pastilla. Bueno, pues resulta que a cada lado del pasillo hay asientos para sentarse de dos en dos, pero no se sabe porqué los asientos de la izquierda son exageradamente más pequeños que los del otro lado, y a qué no adivináis cuál nos tocó????? Os pongo una foto para que os hagáis una idea porque nosotros no nos lo creíamos.


Íbamos los dos apretujaos en el asiento y encima con otros dos que se nos sentaron delante, con un calor asfixiante y a 15 horas de nuestra parada. Estuvimos toda la tarde moviéndonos, que si ponte así que me estás clavando el codo, que si tuércete un poco para el otro lado para que apoye la cabeza, que el de delante no me deja estirar las piernas, que qué calor…. Pero es que ya a las 2 de la mañana se nos caían los ojos de sueño y era imposible siquiera echar una cabezadita. Yo ya zombie perdida lo di por imposible, y abrí el mochilón para sacar los pantalones largos y un par de toallas para poder tirarme en el suelo a sobar sin que me diera mucho asco. Pensad que allí la gente entra y sale del baño, que normalmente está encharcado porque es el típico baño del agujerito con la manguera, así que luego al salir van dejando el suelo fino. Total, que me tiré allí y me dice Jaime: ¿y te vas a tirar ahí con la de bichos que hay??? Y yo: ¿pero qué bichos? Y Jaime: no no, ninguno. Mentiraaaaaaaa, que había visto una cucaracha voladora del tamaño de un dinosaurio y no me dijo nada el muy traidor y me lo reconoció ya en Bangkok, que si lo llego a saber a lo mejor aborto misión. Bueno, pues estuve tirada en el suelo como unas 5 horas y Jaime encogidito en el asiento que le dolía al pobre todos los huesos, hasta que justo los que estaban al lado se marcharon, que eran los del asiento grande, y el de enfrente y yo corrimos con cara de locos para pillar sitio. Me tumbé en el asiento y me pareció que era la cama más cómoda del mundo.


Llegamos a Bangkok y nos fuimos derechos a KaoShan Road, que es la calle de los mochileros donde están todos los hostales y restaurantes con vidilla. Estuvimos allí unos días sin movernos mucho esperando a que llegara mi padre y visitar todo con él, y yo ya de los nervios que no veía el momento de recoger a mi padre del avión, qué emoción!!!!!!!



Bueno, pues por fin después de mucho mirar aviones, y fechas, y ciudades y poder encajar todo, conseguimos poder pasar unos días con mi padre, que justo coincidían con la semana santa. Al pobre le metimos en el mismo hotel donde estábamos nosotros en KaoShan, que tampoco estaba mal pero vamos, que de lujo lujo no era, y por las noches nos costaba dormir un poco por el follón que se formaba con los baretos de la calle. Pero bueno, mi padre encantado de estar allí con nosotros.

El primer día le dejamos que descansara un poco y no hicimos mucho, aunque por la tarde nos fuimos a visitar el Chatuchak market, que sólo abre los fines de semana y es el mercado al aire libre más grande del mundo. Es una especie de rastro pero con millones de tiendas, y pasillos y más pasillos de tiendas repletas de ropa y zapatos y bolsos, que yo voy mirando con el rabillo del ojo para no caer en la tentación. Esa noche, como homenaje, mi padre nos invitó a una cena que no habíamos tenido desde hacía muchos meses. En la misma Kaoshan había un restaurante de un hotel que estaba muy bien, con una cascada al fondo y mesitas bajas súper cucas con velitas y todo, y nos pedimos un cangrejo con una salsita de lemongrass, aaaaaaagjh, que me entra el hambre cada vez que lo pienso (Jaimito no es muy dado al marisco, y se pidió unos padthai).



Bangkok nos ha encantado por la vidilla que hay siempre en las calles. Hay puestos de comida callejeros a todas horas, día y noche, que venden desde fruta fresca recién pelada y cortada, como las piñas que me he zampado yo tantas veces, o los tallarines padthai que te los cocinan en un wok en menos de dos minutos. Nos hemos aficionado también a los zumos naturales de mandarinas que venden embotellados y a los pancakes de plátano con chocolate, hmmmmmm, de esos nos hemos comido unos cuantos. Y da igual que sean las 7 de la mañana o las 5 de la tarde, los puestecillos rodantes de comida siempre están pululando por ahí. El tráfico siempre es denso y conducen como locos, y aunque no tenemos ninguna foto que lo demuestre, aquí en las motos como mínimo van 3, por no decir familias enteras que se contorsionaban para que los dos niños, la madre y el padre pudieran caber en la moto sin que se cayera ninguno por el camino. En cuanto al turismo sexual, que la ciudad tiene cierta familla de sostener este tipo de turismo, pues la verdad es que no se ve si no se busca. Los clubs de streaptease y los famosos shows de ping-pong están todos juntos en una calle, fuera de ese lugar no hemos visto nada de nada. Lo que sí nos ha llamado la atención ha sido la cantidad de lady-boys, como los llaman aquí, que nos hemos cruzado y la cabida que tienen en esta sociedad. El lady-boy es una bibi andersen, pa que todo el mundo me entienda, y aquí trabajan en las tiendas, o restaurantes, o agencias de viajes…. y suponen una parte de la población bastante importante. Hasta en los restaurantes tienen un precio especial para ellas!!!

Los días siguientes los dedicamos a visitar templos y a explorar un poco más la ciudad. Nos encantó el templo de Wat Pho (wat significa templo), que es donde está la famosa estatua del budha reclinado, que mide 43 metros de largo, casi nada. Justo al otro lado del río hay otro templo muy famoso que es el de Wat Arun, que tiene más de 80 metros de alto y se podía llegar hasta el último piso por unas miniescaleritas de piedra que daban vértigo. Las vistas y los templos que teníamos justo al otro lado del río merecieron la pena el nudo en el estómago.





Cerca del hotel teníamos el Grand Palace, la antigua residencia de los reyes, que a día de hoy sólo se usa para ocasiones muy contadas como por ejemplo el día en que coronaron al rey. Es un recinto con infinidad de pagodas doradas y edificios imponentes, con unos tejados de cristales de colores que brillan desde lejos. Una preciosidad.



Una de las excursiones que nos hicimos un día fue a las afueras, para visitar el famoso mercado flotante de Damnoen Saduak. La estampa parece que la han sacado de una peli antigua, son canales con infinidad de pequeñas canoas de madera donde las mujeres tailandesas venden sobre todo fruta y algún que otro souvenir para los turistas. Para que te acerques a su barca te enganchan tu canoa con una especie de hierro y te enseñas todo lo que llevan ellas que te pueda interesar, desde sticky rice with mango (un postre muy típico de aquí) hasta figuritas de Budha y postales. Luego nos llevaron a ver un show de elefantes, que antiguamente los utilizaban mucho para trabajos en el campo o incluso para transporte, pero a día de hoy los pobres sólo pueden subsistir por los turistas. Lo de los cocodrilos ya es otro tema…. Nos llevaron a un zoo en donde hacen un espectáculo con cocodrilos, y les meten el brazo en la boca e incluso la cabeza, que da una grima que no veas…



Hicimos una pequeña excursión a Phi Phi, para estar allí un par de días y que mi padre cogiera un poco de color, que si no después de tantas vacaciones iba a volver blanco a Madrid y se iban a cachondear de él en la ofi. Aun así volvimos a Bangkok para dedicar el último día a hacer compras y mi padre nos acabó invitando a cenar en el Hotel Oriental a una cena que para nosotros era de súper lujo, mirad qué caras de felicidad!!!!!!


Los días con mi padre se nos quedaron cortos y nos lo pasamos súper bien con él, que ya teníamos muchas ganas de que nos visitara la familia. Nos hizo muchísima ilusión que nos viniera a ver y creo que él también se lo pasó en grande aunque le dimos mucho trote de un lado para otro para que no se perdiera nada de Bangkok, trayectito en moto incluido =;-0



Un beso muy fuerteeeeee!!!!!

PD: Hemos dejado de lado los cangrejitos esos tan ricos y los pescaítos a la brasa y hemos vuelto a los padthai.

Publicado por Jaime y Pau viernes, 30 de abril de 2010

1 Respuestas a Korp kun kaaaaaaaaaa!!!!!!

  1. Hola muyayos, me estoy pegando la panzada padre viendo las ultimas 8 entradas a la vez que veo callejeros viajeros.

    Veo que han manteneis ese caracteristico sentido del humor que hace que suelte unas sonrisillas yo solo.

    Por cierto Jaime, tanto Ronald Mcdonal te estas poniendo un poco mas gordo que yo, jaja.

    Besotes Pau y James.

    Dans

     

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