El avión nos costaba un riñón, así que no nos quedaba otra que coger un autobús hasta el lago Inle, lo cual no nos apetecía mucho dada la experiencia anterior. No fuimos tan primos y pedimos que nos dieran los asientos de primera fila, que son los únicos donde nos caben las piernas, lo que no contábamos era con los 5 chavales que ayudan a sacar las maletas y que se sientan donde buenamente pueden, o sea, en nuestros pies. Así que cuando se estaban medio durmiendo, poco a poco se iban haciendo sitio en nuestros huecos hasta que ya no nos quedaba más remedio que ir con las piernas en alto, para que ellos cupieran. Vamos, que hasta las 3 de la madrugada que llegó el bus al pueblo no es que descansáramos mucho.


Nos alojamos en el pueblecito de Nyaungshwe, desde donde salía nuestra canoa para visitar el lago Inle y alrededores. Muchos turistas dicen que es el cielo en la tierra, porque el lago es inmenso y a lo lejos se confunde con el cielo, y la gente se queda más tiempo del que normalmente planea. Nosotros estuvimos un par de días que nos dieron para relajarnos después de todo el ajetreo del water festival. Por cierto, aquí lo del acceso a internet lo tenemos complicado y de hecho nuestro blog lo tenemos capado en Myanmar (debe ser por lo del pornotrip) pero de los resultados del fútbol estamos al día. En cuanto salimos de nuestro hotel para dar una vuelta y olfatear algunos restaurantes para la cena, un chico que estaba a la sombra medio deshidratado en mitad del camino de arena nos preguntó que de dónde éramos, y en cuanto le dijimos que de España nos empezó a cantar los resultados de la Champions. Que si el Madrid había ganado al Valencia y el Barcelona había empatado con el Espanyol. No tenemos muy claro si hay alguna noticia que ocurra en el mundo que llegue con tanta rapidez y a tantos sitios como los resultados del fútbol, increíble.

Bueno claro, es que no os hemos contado lo del triunfo de mi camiseta de Fernando Torres en Myanmar. Me compré en el mercado chino de Kuala Lumpur una copia de la camiseta de la selección que pone Torres por detrás pensando que en el mundial la voy a dar mucho uso, y me la pongo para viajar porque es la más fresquita (la copia es tan buena que la camiseta es transpirable, no digo más). Bueno, pues es matemático, cada chico que nos cruzamos que nos ve la camiseta nos para diciendo que si Torres tal, que si Torres pascual, que les gustas mucho Torres y que conocen a Villa también, y si ya encima vamos a un bar a comer, tenemos a todos los tíos del bar mirándonos y viniendo a preguntar por Torres y la camiseta. En algunos sitios hemos llegado a ser la atracción del lugar gracias a la camiseta de Torres. Otra cosa no, pero lo del fútbol llega a cualquier sitio, hasta a un pueblo medio perdido en la montaña sin casi electricidad como en el que estábamos.

La excursioncita con la canoa nos dio para todo el día, y lo mejor es que íbamos solos los dos con el barquero. La primera parada que nos hizo fue en mitad del lago para saludar a un amigo suyo que estaba pescando y que nos enseñara cómo reman con el pie, que allí es muy típico. La verdad que tienen un equilibrio increíble, se ponen en la punta de la barca apoyándose en un solo pie, el otro lo tienen en vilo sujetando el remo y remando al mismo tiempo, y luego están con las manos ocupadas sujetando las redes y las cosas de pescar.



Luego nos llevó a visitar varios mercados, pasando por algunas aldeas que tienen todas las casas hechas de una especie de bambú y levantadas en mitad del río por unos pilares de madera para que no se inunden. Allí todo el mundo se mueve en barca, y hasta los niños iban solos remando por mitad del lago. En el mercado nos agobiaron un poco para que compráramos, porque debíamos ser los únicos turistas que habían pasado por allí en los últimos días, y hasta que no les compramos algo no nos dejaron ni andar. Pleeeeease, lucky money lucky money!!!!


Visitamos varias tiendas de artesanía para que nuestro barquero se llevara una propinilla. Nos ha pasado bastante en Myanmar lo de las visitas obligadas. Cuando se hace una excursión te suelen llevar a algunas tiendas para ver si compras algo, y tu guía se lleva una propinilla de la tienda por llevarles posibles compradores. Es un poco tenso, porque todo los que trabajan en la tienda están pendientes de nosotros según ponemos el pie dentro y no dejan de enseñarnos todo lo que tienen diciendo que es barato y que nos hacen precio especial, y nosotros nos pasamos todo el rato diciendo no no no no no no. Ha habido alguna vez que se nos ha hecho un poco incómodo, como la tienda de joyas que nos llevaron a visitar en el Lago, donde había dos mujeres jirafa que nos hicieron un medio show cantándonos una canción y nos dejaron que nos sacáramos fotos con ellas. Claro, después de todo el show nos daba nosequé decirles que no les íbamos a comprar nada, así que les soltamos una propinilla por vergüenza.


La última parada la hicimos en el monasterio Nga Phe Kyaung, que es un monasterio de teca en mitad del lago famoso por que los monjes han enseñado a saltar a los gatos que viven por allí. De hecho dentro del monasterio había una foto colgada en un poste de un gato que estaba saltando por encima de un aro que sujetaba un monje, pero vamos, que los gatos que vimos pasaban de nosotros. Lo que nos ha llamado mucho la atención de los monasterios es que la gente va a pasar allí la tarde, y de hecho se ve gente que se está echando la siesta tirada en el suelo, otros que se extienden su manta y se ponen allí a comer en plan picnic, y algún monje que pasa por allí a echar un ojo. Nada que ver con las iglesias.


Ah! Antes de que se me olvide, otra de las muchas cosas que nos han chocado de este país. Yo ya llevaba un tiempo pensando que los birmanos eran un poco descarados, porque me parecía que cada vez que pasábamos por las mesas de pin y pon de los bares improvisados que se montan en las calles a mí me tiraban besos delante de Jaime y se quedaban tan a gusto. Tampoco les decía nada porque no estaba segura del todo, hasta que nos dimos cuenta que aquí para llamar a alguien, por ejemplo al camarero, no se le hace el típico psssss psssss, sino que se tiran besos. Y claro, eso de levantar la manita para que el camarero te vea aquí no se estila; es más, el camarero probablemente esté viendo la tele y hasta que no le tiran un beso no se da por aludido. Asi que yo aquí me corto un pelo y Jaime es el que tiene que tirar besitos a todos los camareros del bar para que le hagan caso, que vamos, hace eso en Madrid y no creo que acabara bien la cosa =;-0


Esperamos que os gusten las fotos del lago porque nosotros disfrutamos como enanos los paisajes del lugar, y además pudimos recuperar un poco el moreno que ya vamos perdiendo con los días.


Eso es todo desde el frente, os echamos mucho de menos y también la comida, que aquí la verdad nos cuesta un poco encontrar un plato que nos guste. Jaime no puede más pensando en la hamburguesa que se va a comer en el McDonalds cuando aterricemos en Tailandia.



Un beso muy fuerteeeeeeeeeeeeeeeeeee!!!!!!!

Publicado por Jaime y Pau viernes, 30 de abril de 2010

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