Pues quién nos lo iba a decir, al final volvimos por segunda vez a Bangkok después de nuestras 3 semanitas descubriendo Myanmar. Aprovechamos unos días para reponer fuerzas en San McDonalds y dedicar unos días de estudio a nuestra ruta y quehaceres varios. Tras unos días nos cogimos un bus nocturno que nos llevaba a Chiang Mai, un pueblecito del norte de Tailandia. Nos esperábamos algo tranquilo en medio de las montañas así en plan bucólico y tal, pero la verdad que tiene el mismo ambientillo de bares que en Bangkok. También se veían por la calle más parejitas de esas que llaman la atención: chica tailandesa de veintipico con señor guiri que la dobla la edad.


En la ciudad hay un montón de pagodas y templos que visitar, aunque entre el calor y la cantidad de templos que vimos en Myanmar la verdad que nos empiezan a parecer todos un poco iguales. Estamos sufriendo ya, por lo menos en cuanto a templos se refiere, la enfermedad del turista (o pagotización como lo llama Jaimitos). Es Inevitable, cada vez que vemos una pagoda nos da la sensación de que ha hemos visto otras iguales y pocas ya nos asombran. Nos ha llegado el momento de cambiar de aires y empezar a visitar otro tipo de ciudades, otros paisajes y otras culturas que nos ofrezcan cosas diferentes para poder disfrutarlas al 100%.

Próxima parada: Luang Prabang. La guía lo describe como la ciudad más fotogénica de todo el sudeste asiático, y la verdad que promete; eso sí, para llegar nos pasamos dos días y medio viajando. Desde Chiang Mai nos montamos por la tarde en una furgonetilla hasta llegar a las 2 de la mañana a un pueblo que estaba a 5 minutos de la frontera con Laos. Allí dormimos unas 4 horitas y al día siguiente nos llevaron a cruzar la frontera y nos montamos en una barca que cruzaría durante 9 horas el Mekong. El barco era alargado con banquetas de madera y tolditos para evitar desmayos, porque hacía un calor que ni en Madrid en agosto. Todo mochileros, equipados con el kit fundamental: gorro, camisetilla extra sudada del calor y los esfuerzos, librito de turno y por supuesto el mp3. Los paisajes son impresionantes, todo jungla y de vez en cuando se ven búfalos en el río o niños bañándose en la orilla. Lo mejor de lo mejor, la gente que conocimos, Guillo, Pedro y Héctor, que pusieron la guinda al viaje. Hicimos parada en un pueblecito a pasar la noche y al día siguiente nos hicimos otras 9 horas por el Mekong en nuestras banquetas de madera que ya se nos empezaban a clavar un poco, hasta que por fin llegamos a Luang Prabang. La verdad que hay que decir que el viajecito de dos días por el Mekong nos apetecía mucho, y se tarda tanto porque fuimos con el barco lento. Había otro barco que en 9 horas te llevaba desde la frontera de Tailandia hasta Luang Prabang, pero decían que era peligroso y nosotros los veíamos pasar a toda pastilla y cuando teníamos 40 grados a la sombra y estábamos sudando nos daban mucha envidia, hasta que nos dimos cuenta de que llevaban casco, por si salían volando que no se dieran con una piedra, tal cual.

La ciudad es preciosa, con calles empedradas y todo casitas bajas, casi todas con arquitectura de influencia francesa que las hace casi más bonitas. Hay mucho restaurante francés y de hecho aquí algunos colegios son bilingües, nos encantó. Es perfecto para pasear y perderse por las calles.

Uno de los atractivos de la ciudad es la procesión de las almas. A las 6 de la mañana los monjes salen en total silencio, descalzos y con su bol para pedir arroz a la gente del pueblo. Las señoras mayores están de rodillas y a cada monje que pasa le dan un puñadito de arroz, y eso es lo que tienen los monjes para comer, lo que les da la gente. Me costó verlo, porque el primer día fui totalmente dormida y resulta que justo ese día no había procesión (vaya, con lo que me cuesta a mí madrugar), hasta que al día siguiente otra vez me levanté a las 5:30 y les pillé justo cuando se estaba acabando. Aun así mereció la pena, porque es una tradición de siglos que permanece hasta ahora y no se puede ver en muchos sitios.


Tras unos días en Luang Prabang nos fuimos a visitar Vientiane, la capital, que está un poquito más al sur. Tiene una calle principal que es como la de los campos elíseos de París, y hasta tienen un arco del triunfo casi casi igualito al original. La ciudad en sí no tiene el encanto de Luang Prabang pero algunos templos son impresionantes, a pesar de la pagotización que llevamos encima.




Nuestra visita a Laos llegó a su punto final en Vientiane, donde aprovechamos a hacernos el visado de Vietnam, donde esperamos estar casi un mes. La verdad que Laos nos ha dejado una sensación que ni frío ni calor, aunque con lo poco que hemos visitado el país sería injusto decir que no nos ha gustado. Podríamos haber echo una paradilla entre estas dos ciudades, concretamente a Van Vien, donde lo más famoso que se puede hacer allí es el tubing, pero lo dejaremos para la próxima vez que volvamos.

Bueno familia, un besito muy grande!!!!!! Os echamos mucho de menos y no dejamos de pensar en la tortillita de patata que nos espera a la vuelta.

Un besazo muy fuerte

Publicado por Jaime y Pau viernes, 28 de mayo de 2010

4 comentarios

  1. Bienvenidas sean las nuevas noticias tan esperadas con sus fotos correspondientes.
    Se os ve bién, un poco "cochinos", pero debe ser normal por el clima y la zona; pero sobre todo se os ve viajeros mochileros, como casi todos guiris que van en ese barco de lujo que os habeis pillado.
    Ahora en serio, las fotos son muy bonitas y se nota que en esos sitios se vive despacio. Esperamos que poco a poco se vaya pasando la "pagotización" y el arroz en general; seguro que hay muchas cosas buenas, bonitas y baratas, para disfrutar del viaje, y en ello estàis.
    Continuamos pendientes de vuestras historias y de vuestras fotos.
    Cuidaros mucho.
    Un beso muy fuerte para los dos.
    Jaime y Montse

     
  2. Hola guapos!! Ya os preparare una tortilla de patatas, que me he especializado. Aqui estoy llamando a telepizza a que nos surta de un par de menus.
    Mañana tenemos fiesta eurovisiva en casa con final etilico-festivo como no puede ser de otra manera.

    Por la mañana vendran Paco y Chema para hacer intercambio de fotos bodiles y tapear por el barrio.

    Ya tenemos los billetes para ir a Menorca asi que si no pasa nada raro le podremos hacer una visita formal a Isra que ya tocaba.

    Nada, que me acuerdo mucho de vosoltres y a Pelegrini muerto Mourinho puesto.

    Besotes

     
  3. Encantados de recibir noticias. Nunca me hubiera imaginado que elevarían a santo al McDonalds, pero ya veo que todo es posible. Parece precioso e idílico el viaje por el Mekong y se nota que ya sois unos expertos en encontrar lugares con encanto huyendo de la "Pagotización". Seguid así, nosotros fieles al BLOG. Muchos besos .

     
  4. Qué bien, cuántas fotos y cuántas noticias. Y así me gusta, que os déis un caprichito de vez en cuando y os hagáis un crucero de lujo por el Mekong.
    Yo ya veía venir lo de la canonización del McDonalds y tal como anda la iglesia, el Mc es la apuesta más segura.
    Y como regalo de cumple atrasado, creo que me voy a inclinar por una sesión de belleza intensiva y exhaustiva. Sí que se os ve pelín "dejaos".

    Besos y a seguir disfrutando

    Pilar

     

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